Jardín sin fin

 En cada desayuno pensativa y en silencio frente al café de la mañana mirando las plantas y sintiendo la claridad del día atravesar la ventana, empezó a nacer una nueva fuerza en mi manera de crear.

 Cada servilleta de papel en la mesa empezó a transformarse en un pequeño bastidor y en ese silencio la creatividad comenzó a brotar de la nada llevándome a lo sutil.

Con cada desayuno se abre un florido jardín, un renacer a un nuevo espacio libre de toda estructura de pensamiento racional y con cada trazo me voy despertando e inspirando para así emprender el día que despunta.